Cada semana que avanzo más en el Taller de escritura me doy cuenta de lo poco que leo, en comparación con mis compañeros de la mesa cuadrada. Claro que no cuenta como lectura los periódicos digitales, los subtítulos de los DVD, los blogs, la declaración de renta o mis facturas, etc. Esta semana hemos visto en el Taller la novela de aventuras.
En la novela de aventuras tiene que haber un héroe, nuestro héroe, que no puede morir nunca al principio del libro, por el cual sentimos admiración, y que va a conseguir triunfar con una apuesta elevada personal y para el mundo ( y no sólo conseguir la chica ¡eh!).
La novela de aventuras se caracteriza por la acción, por la consecución de un objetivo (por ejemplo, un tesoro, salvar la humanidad, etc). El personaje principal de la novela puede ser alguien normal que se encuentra en una situación extraordinaria que va a cambiar radicalmente su vida y, a pesar de las dudas y su miedo normal, afronta las circunstancias y consigue la recompensa final. Para que la aventura funcione tenemos que estar a lado del héroe.
Hollywood ha sabido siempre llevar a la máxima expresión la figura del héroe (¿quién no conoce las películas de Indiana Jones?). Pero en el mundo de la literatura nos podemos remontar a los mitos griegos como los de la «La Iliada» o «La Odisea» de Hómero, los libros de Julio Verne, las aventuras de Oliver Twist, etc.
Un tal Propp ha propuesto treinta temas recurrentes para montar un cuento de hadas o de aventuras. Yo aconsejo visionar varias veces las películas de Indiana Jones o «La guerra de las galaxias» para construir una aventura «clásica».
Carles Valls, publicar un libro.com