¿El oficio de escritor requiere una cierta disposición innata?
Requiere una ansia tumultuosa de decir algo que obliga al verdadero escritor a abandonar todo —al menos mentalmente— y escribir. Disposición innata, talento… Mejor: libertad interior,curiosidad, duda inteligente, flexibilidad. Escribires trabajo y dominio de las estrategias, aunque estas estrategias se renuevan con cada texto. El oficio es producto de la práctica constante, de la experiencia. Y la experiencia es una suma de intuiciones y comprobaciones beneficiosas en continuo movimiento. El escritor se hace escribiendo: no hay talento sin constancia. Un consejo de Doris Lessing: «Aprende a tener fe en tu propio juicio, a adquirir independencia interior, a confiar en que el tiempo dirá lo que es bueno y lo que es malo, incluso lo que hay de malo en ti. No prestes atención a las modas literarias del momento, porque las verás cambiar, a veces de la noche a la mañana. Recuerda que el crítico que te rechazó con desprecio, si el libro llega a ser un éxito, te saludará cinco años después con un: “¡Cuánto he disfrutado con este libro!”» ¿El talento? Es posible que sea la consecuencia de la lucha por averiguar «quién soy», «quién es mi escritura », «desde dónde escribo».
No basta con la astucia para combinar palabras e inventar un artefacto que llame la atención. Es válido en los primeros tiempos como modo de probar mecanismos. Después no te detengas hasta descubrir qué mecanismos son los que van ligados a ti mismo o a ti misma. Por último, llega la mirada del revisor, persecutoria para unos, divertida para otros, escribir es reescribir. Y también hay que ser talentoso para ello.
(Publicado por el escritor Ariel Rivadeneria en su libro 60 respuestas a las 60 preguntas del autor novel).