Corregir tu obra antes de publicarla es imprescindible, sea con una simple corrección lingüística o con una corrección de estilo más profunda. Si tu obra está bien corregida y pulida, seguro que conservarás al lector. Si no es así, te arriesgas a perderlo aunque tu obra sea apasionante. Al lector se le acaba rápido la paciencia si descubre faltas de ortografía garrafales. Es lo mismo que si vas a un restaurante y encuentras que la mesa y los platos no están limpios, te levantarás de la mesa aunque te sirvan manjares.
Sin embargo, corregir cuesta dinero. Depende del presupuesto de que disponga, el autoeditor puede encargar a un corrector profesional una corrección ortotipográfica, que es más sencilla y barata, o una corrección de estilo, mucho más compleja y costosa, o también encargar ambas correcciones.
En cambio, si el autor publica en una editorial es responsabilidad de ella sacar un buen producto, sin defectos, con todas las correcciones que sean necesarias, para no sufrir las quejas y devoluciones de los lectores de su libros y perder prestigio.
Corrección ortotipográfica
La corrección ortográfica sirve para subsanar los fallos o errores de ortografía, sintácticos, gramaticales y los que afectan a la tipografía (mayúsculas, comillas, cursivas, negritas, etc.). Es una corrección lingüística necesaria para que el texto esté correctamente escrito para ser leído.
La corrección ortográfica consiste en:
- Corregir y ajustar la ortografía.
- Corregir errores sintácticos y gramaticales.
- Corregir fallos en los signos de puntuación.
- Controlar el uso correcto de los recursos tipográficos.
Corrección de estilo
Con la corrección de estilo se intenta mejorar el texto y se analiza de forma conjunta los aspectos sintácticos, gramaticales y expresivos. Se trata de resaltar las virtudes del texto respetando el estilo de escritura del autor de la obra. Lo que nunca se puede caer es en reescribir la obra y que al final el autor no la reconozca ni como suya.
La corrección de estilo persigue:
- Corregir inconsistencias sintácticas.
- Incrementar la riqueza de léxico y eliminar las imprecisiones.
- Usar correctamente los tiempos verbales.
- Dar fluidez al texto.
En conclusión, siempre hay que corregir el texto, tanto su ortografía como su tipografía, al menos con una corrección ortotipográfica. Y si te lo puedes permitir, haz una corrección de estilo. Seguro que los lectores te lo agradecerán cuando te lean.
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