En el Taller de escritura creativa me dijeron que para escribir una novela a veces hay que empezar teniendo el final. Ese puede ser el origen de la novela. Luego diseccionamos la estructura de la novela como si fuese un insecto de papel. El profe, un joven de estampa mariovargallosiana, nos puso un ejercicio efímero en clase: buscar un final contradictorio. Yo propuse uno: un pintor que se corta las manos. Y un compañero mío montó una fantástica historia de faraones con ese final manco. Es emocionante vivir la creatividad en directo, escribir en unos minutos, y hacer asomar, aunque sea sólo la sombra, el talento que hay en cada uno de nosotros.
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Carles Valls, publicar un libro.com